En Francia comparan a Piazzolla con Mozart

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Viernes 21 de Junio de 2002, Edición N° 599
Informaciones de la Argentina y el Mundo
Seccion: Espectáculos

María Susana Azzi suma una biografía a los homenajes por los 10 años de la muerte del músico

El 4 de julio se cumplen 10 años de la muerte de Astor Piazzolla, uno de nuestros músicos más reconocidos en todo el mundo. Con ese motivo se prepara una serie de homenajes que arrancan ese mismo día con un importante concierto en el Colón. Entretanto, acaba de publicarse la biografía “Astor Piazzolla. Su vida y su música”.

El 4 de julio se cumplen 10 años de la muerte de Astor Piazzolla y habrá numerosos home-najes al músico argentino, que por su carácter innovador y por su prolífica obra, en Francia comparan con Mozart. Ese mismo día, por caso, un concierto en el Teatro Colón, del que participará Carel Kraayenhof (el bandoneonista holandés que interpretara «Adios Nonino» en la boda real de Máxima Zorreguieta), dará inicio al ciclo «Astor Triunfal» programado por la Secretaría de Cultura porteña que se extenderá hasta el 14 de julio.

Como otro homenaje, acaba de publicarse la biografía «Astor Piazzolla. Su vida y su música» de la antropóloga María Susana Azzi y el historiador norteamericano Simon Collier, tras 4 años de investigación. Dialogamos con Azzi.
Periodista: Se enfrentaron a un músico que despertó polémicas…

María Susana Azzi: Cualquier músico que rompe el paradigma imperante es resistido. Piazzolla fue vilipendiado, vejado, insultado, maltratado. Su respuesta fue ser absolutamente íntegro con su creación, jamás se vendió, hizo lo que él consideró que era la mejor música que podía componer en su cuádruple condición de compositor, bandoneonista, arreglador y director. Fue extremadamente prolífico, escribió 3.500 obras. Está considerado como uno de los compositores más prolíficos de Occidente, por la Sociedad de Autores y Compositores de París, en un panteón junto con Mozart, y es un argentino. Además de esas 3.500 obras, hay 840 que fueron grabadas por Piazzolla.

P.: ¿Como surgió la idea de una biografía de Piazzolla?
M.S.A.: Como antropóloga estudio el tango porque me interesa la inmigración europea en la Argentina. Desde 1986 investigo ese tema, y era natural desembocar en Piazzolla. El me permitía observar los resultados de la inmigración, así como el tango permite saber sobre la forma de ser de los argentinos y hasta de las crisis que ha sufrido nuestro país.

P.: ¿Cómo se une para realizar esta obra con el historiador norteamericano Simon Collier?
M.S.A.: Con él ya habíamos colaborado en el libro «Tango», publicado en Inglaterra. Hablamos de Piazzolla y decidimos unirnos para hacer una biografía. Sabíamos que era un reto la personalidad de Astor, al que Simon había conocido en la BBC de Londres en los años ’80, y yo lo había escuchado pero nunca tratado. Nuestro desafío era un biografía que tratara de un hombre y no de un bronce. Esto es difícil porque implica decisiones delicadas, dado que quienes lo conocieron, viven. Nos propusimos mostrar al hombre músico y al músico hombre.
• Antes del “revival”

P: ¿Qué aporte sumó cada uno de ustedes?
M.S.A.: Collier es un académico que ha escrito varios libros sobre temas latinoamericanos y sobre el tango, y fue de gran importancia su rigor. Trabajamos básicamente por e-mail, y nos encontramos para ir avanzando en lugares tan diversos como Buenos Aires, Mar del Plata, París, Nueva York. A mí me tocó hacer 230 entrevistas, de las 240 que hay en el libro, y me gustó transcribirlas, porque al haberlas hecho uno sabe de la respiración del entrevistado, de sus risas o sus lágrimas.

P.: ¿Le ayudó en su trabajo el interés mundial por el tango?
M.S.A.: Cuando comencé con mis investigaciones no existía ese «revival» que creció en la última década y sorprendía que una argentina se interesara por el tango. El vigoroso interés internacional por el tango surgió en la década del ’90 gracias al éxito de «Tango argentino».

P.: ¿Enfrentaron dificultades durante la investigación?

S.M.A.: En la Argentina es difícil investigar, pero no por la gente, es gracias a las 240 personas que nos permitieron ser entrevistadas que existe el libro. Me sorprendió la cordialidad con que nos atendían los pares de Piazzolla en el exterior. Yo-Yo Ma, Placido Domingo, Lalo Schifrin, Al Di Meola, Georges Moustaki, Franca Mulligan, Gary Burton, o el guionista de Fellini, por mencionar a algunos. Hubo datos muy difíciles de encontrar, como cuando comenzó a tocar Piazzolla con Aníbal Troilo en la legendaria orquesta típica de «Pichuco». Luego de haber ido 20 veces a la Biblioteca Nacional, apareció la foto de Piazzolla con Troilo en un diario de diciembre del ’39.

P.: La lista de gente que conoció o con la que trabajó Piazzolla les debió resultar interminable…
M.S.A.: Por eso me interesó detallar su itinerario musical, como desde chico escuchaba jazz y blues, cuando vivía en el bulliciosos Lower West Side de Manhattan, en Nueva York, y no por eso dejaba de escuchar los discos de Julio de Caro y de Gardel, mientras aprendía a tocar el bandoneón. Luego se da su regreso a Mar del Plata, a los 16 años, y su paso a Buenos Aires con el tango. Por entónces está su inmersión en la música clásica contemporánea. Siempre estuvo al tanto de lo que estaba ocurriendo en el mundo musical, del rock a la música culta. En Estados Unidos le impresionó en el ’58 el cool jazz, un estilo resistido por los tradicionalistas. De igual modo, a Piazzolla los tangueros tradicionalistas lo veían a él como frío, poco expresivo, «una especie de tango que no se baila y es muy sofisticado». Mas tarde, en el ’76, le pasó algo semejante con la fusión de Chick Corea. Astor estaba en esa búsqueda desde que, en 1974, grabó con Gerry Mulligan y fue del tango hacia el jazz. A su vez, en 1986, cuando graba con Gary Burton, va del jazz al tango. Y en sus últimas grabaciones en estudio, en Nueva York, en 1989, hace tango puro y puro tango.

P.: ¿Cuáles fueron los maestros musicales de Piazzolla?

M.S.A.: El señala a tres: Buenos Aires, Alberto Ginastera que le enseñó a analizar las partituras de Bela Bartók y Nadia Boulanger; la correspondencia con ella, su profesora francesa de composición, la encontré en la Biblioteca Nacional de París, y es de un valor inestimable. Agregaría a los que él menciona un cuarto maestro musical: Nonino, el padre de Piazzolla, que le regaló su bandoneón como un símbolo cultural y musical, como la orden de «sé argentino» y por eso Piazzolla con su bandoneón siempre se sentía en casa, estuviera donde estuviera, y no necesitaba de Buenos Aires para componer porque tenía toda la música de la ciudad en su cabeza. Solía decir que sabia tres mil tangos de memoria. Cuando lo acusan de que no fue un tanguero cometen un gran error, lo fue y muy muy grande.

Entrevista de Máximo Soto