Música desde los pliegues del alma

María Susana Azzi y una biografía definitiva de Astor Piazzolla

Guillermo Del Zotto

“Me hubiera gustado ser Bach o Mozart. ¡Pero sufrieron tanto!”. Así contestaba en 1983 Astor Piazzolla a un ping-pong de la revista La Semana. No intuía quizás que él también iba a sufrir mucho (física y profesionalmente). Y tampoco sabía, claro, que a diez años de su muerte alguien con autoridad musical como Carel Kraayenhof (el bandoneonista holandés que tocó “Adiós Nonino” en la boda de Máxima Zorreguieta), lo pondría directamente a la altura de los compositores que él mencionó como referentes.

“Astor Piazzolla, su vida y su música” es, hoy por hoy, la biografía casi definitiva de este músico que revolucionó el tango y llevó a la Argentina a su máxima expresión musical en el mundo. Uno de los autores del libro es María Susana Azzi, quien tuvo su infancia en nuestra ciudad y por eso mismo estuvo el viernes último en Olavarría para presentar la obra que ya es reconocida mundialmente. Tanto como para haber agotado la primera edición a tres meses de su lanzamiento.

La antropóloga cultural contó con el exquisito acompañamiento del Quinteto de Vientos Municipal, quienes ejecutaron honrosas versiones de los tangos más difundidos de Piazzolla. Azzi fue presentada por el subsecretario de Cultura, Educación y Comunicación Eduardo Rodríguez, quien dijo del libro: “Es la mejor biografía de Piazzolla que se ha escrito. No me cabe duda. Y tenemos la suerte de que justamente una persona cercana a nosotros sea una de las autoras”.

La investigación, en la que colaboró el historiador norteamericano Simon Collier, contiene unas 500 páginas, registros fotográficos y las partes más importantes de unas 240 entrevistas hechas al músico. Se trata de un libro donde, según Azzi, “se buscó un poco escaparle al bronce y tratar de retratar al Piazzolla hombre”. Y donde además, cabría agregar, se hace un detallado racconto del progreso musical del artista (casi se diría de cómo la música argentina progresó, de la mano de Piazzolla).

Se sabe que el bandoneonista tuvo innumerables enemigos. Sobre todo, desde el hermético entorno ortodoxo del tango. Pero también, de músicos, artistas y público que no supieron interpretar la verdadera revolución que significó su magistral combinación de jazz, tango y música clásica.

María Susana Azzi se encargó, durante la charla que incluyó preguntas del público, de aclarar algunos malentendidos de la historia de Piazzolla. Por ejemplo, ratificó la buena relación que mantuvo con Aníbal Troilo. Detalló el encuentro con Gardel, cuando Piazzolla tenía 12 años y, quien según El Zorzal, “tocaba el bandoneón como un gallego”.

EL SHOCK DEL 3-3-2

Piazzolla -contó la autora de la biografía- “decía que en Argentina no encontraba sus pares, sí los encontraba en el exterior”. Y recordó, para ilustrar, que al hacer unas 230 entrevistas “vivencié cómo esos pares enseguida nos daban el OK, ya sea para entrevistas personales, por e-mail, por teléfono o por fax”. Luego sintetizó la razón por la que, a su entender, el bandoneonista fue declarado polémico: “Fue muy resistido porque rompió el paradigma reinante en su época que era el tango para bailar. Muchos músicos no estaban acostumbrados a un estudio tan riguroso como él hacía. Por eso básicamente fue muy resistido, porque su música no era comprendida. Hizo una fusión del tango, jazz y música clásica contemporánea. Pero era un gran tanguero, sabía de memoria unos 3.000 tangos”.

Agotada ya la “discusión absurda” de si era o no tango lo que hacía Piazzolla, Azzi abordó la formación compositiva del músico que estuvo sobre todo de la mano del maestro Alberto Ginastera. Formación que influyó más que nada en la decisión del bandoneonista de optar por el polémico ritmo 3-3-2, “ritmo que ya había existido en el tango con anterioridad al 2 x 4”.

Una atribución de la autora fue declarar a “Nonino” Piazzolla (el padre) como uno de sus maestros. Lo justificó diciendo que “caminando por Nueva York encontró en una casa un bandoneón que compró por 18 dólares, y se lo regaló al pequeño Astor. Cuando él vio ese ‘aparato’, dijo ‘qué será esto’. Y dudaba que de esa caja saliera música. Además, ¿quién iba a enseñarle bandoneón en Nueva York?”.

Todos sabemos lo que Piazzolla supo sacar de esa “caja”.

LA DECADA DEL SESENTA

En el medio del auge del “cool jazz”, que fue una revolución semejante a la que sucedió con el tango tradicional de la misma época, Piazzolla se sintió más libre a la hora de emprender la revolución.

La muerte del padre, además de provocar el memorable “Adiós Nonino”, significó para Piazzolla un cambio drástico en el aspecto familiar, “porque se separó de su primera esposa luego de 27 años de estar juntos”. Pero fue, como contrapartida, el lanzamiento de la música que más lo iba a identificar. Una década del 70 “en la que contó con el apoyo de un público de jazz e incluso de músicos brasileños embarcados en la bossa nova”. En ese esplendor de su carrera fue cuando Olavarría contó un par de actuaciones suyas.

María Susana Azzi, luego de la charla abierta con el público, respondió algunas preguntas a El Subsuelo:

-Carel Kraayenhof ha declarado recientemente que Piazzolla está a la altura de Bach y Mozart. A pesar de lo objetiva que usted fue en la biografía, ¿se anima a dar su parecer subjetivo acerca de la altura musical de Astor?

-Es difícil. Creo que los músicos deben pasar la prueba ácida del tiempo, que es el que los pone en su lugar. Por un lado, Piazzolla amaba a Bach, pero no tenía conciencia de sí mismo, de su dimensión como músico. Pero es un poco pronto para decir qué lugar va a ocupar la música de Piazzolla. Creo que necesitamos que pase más tiempo.

-¿Fue significativa para Piazzolla la época en la que Olavarría tuvo oportunidad de verlo en vivo?

-Para Piazzolla era muy importante tocar en el interior del país, porque después no tenía tiempo, ya que lo hacía más para el exterior. Vino a Olavarría cuando con su música trataba de captar adeptos para que fuera aceptada. Sabemos que disfrutaba de todo tipo de público, ya fueran cien o tres mil. Eso volvía un poco loco a sus agentes musicales porque querían que tocara en teatros grandes. Pero él quería tocar y tocar.

FRAGMENTOS

“Soy un nuevo Piazzolla… Puedo asegurarles que como compositor esta es la etapa más importante de mi carrera. Lo que me apena es que no puedo concretarla en mi país, porque los argentinos todavía no están preparados para las creaciones atrevidas o peligrosas… ¿Por qué me voy? Es muy claro. Me voy porque en Buenos Aires soy uno más de los miles de desocupados que pululan por las calles”. 27 de enero de 1974.

“Una vez estábamos comiendo, y él me dijo que estaba un poco triste e indignado también con los tangueros… que no lo reconocían, y siguió insistiendo con el tema, y al final le dije: ‘Astor, ¿qué te importa lo que digan ellos? Que digan que lo que vos hacés es tango o no es tango, no es tu problema. Lo que vos estás haciendo es Piazzolla’ “. Lalo Schifrin.

“Podemos decir que el jazz es la música nacional de Estados Unidos, y que el samba y la bossa nova lo son de Brasil. Por lo general, una música nacional se mantiene en un estado bastante simple y no progresa, no se desarrolla hasta volverse sofisticada… [sin embargo] esto fue lo que le sucedió al jazz y al tango. Y en el caso del tango, Astor fue la principal figura que contribuyó a dicha transición”. Gary Burton.

“El tango de Piazzolla ya no pertenece únicamente a la Argentina, se ha transformado en una música internacional en el auténtico sentido de la palabra. Tuve la gran fortuna de escuchar el primer ensayo que hizo Piazzolla de “Le Gran Tango” con Slava Rostropovich. Slava se dirigía a él en inglés con su fuerte acento ruso, y Piazzolla le contestaba con su muy urbano acento norteamericano. A pesar del contraste de sus respectivas voces, “Le Grand Tango” servía de medio para una voz común. La música y la obra de Piazzolla continuarán inspirando a muchas clases de músicos y serán una influencia importante en la música del siglo XXI. “Le Grand Tango” es una obra importante, muy, muy importante”. Yo-Yo Ma.

“Piazzolla… se ha atrevido contra un Establishment tradicional más grande que el Estado, más grande que el Gaucho, más grande que el Fútbol. Se atrevió a desafiar al Tango”. Marcha (Montevideo, 1961).

“Fue algo así como terminar con eso de que no se puede ser profeta en la tierra de uno”. Astor Piazzolla al ser nombrado Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1986.

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