Clásico de la música universal

LA PRENSA
Lunes, 18 de marzo de 2018
Jorge Martínez


Entrevista a Maria Susana Azzi sobre la reedición de su vasta biografía de Astor Piazzolla. La obra publicada originalmente en el año 2000 se presenta ahora con más páginas y nueva información sobre la vida y la obra del genial compositor. También actualiza el alcance de su legado artístico.


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Simon Collier y María Susana Azzi publicaron en inglés hace casi veinte años la biografía más completa que se conoce sobre Astor Piazzolla, un trabajo emprendido con la minucia y el afán abarcador típico del ambiente literario anglosajón. En su momento la crítica, los lectores y los admiradores del genial músico fallecido en 1992 coincidieron en aprobarla como la obra definitiva que pretendía ser.

La biografía reaparece ahora en español en una edición aumentada y revisada de El Ateneo. Lleva solo la firma de Azzi puesto que Collier murió en 2003 a los 64 años (al igual que unos 70 de los casi tres centenares de entrevistados del volumen original). La autora, quien completó y profundizó la exhaustiva investigación inicial en tres continentes, conversó por correo electrónico con este diario sobre el libro y el personaje talentoso y volcánico que retrata, la época en que vivió y la influencia duradera que ha dejado en la música de todo el mundo.

-¿Qué se encontrará el lector en esta nueva edición de la biografía?

Esta versión actualizada y aumentada, tiene 100 páginas más. Conserva el Prólogo de Yo-Yo Ma e incorpora uno nuevo de Gidon Kremer. Hay más información sobre la vida de Astor Piazzolla en Mar del Plata, en Nueva York, Diego Rivera y el Rockefeller Center, su familia materna en la Toscana, los dos años que vivió en Nueva York (1958-60), su relación con Brasil y la bossa nova, nuevas partituras que han aparecido (un tango dedicado a su madre Nonina, otro a Juan Manuel Fangio, etc.), detalles de su vida que hoy se conocen, más información sobre su música y sobre las letras de Horacio Ferrer. También hay una nueva y extensa discografía de su música tocada por otros, y una recopilación de sus discos re-editados, remasterizados, y con muy buena información.

-El libro fue publicado originalmente en inglés y escrito a la manera de las biografías anglosajonas, con su extrema precisión y exhaustividad. ¿Cómo fue ese proceso de investigación y escritura?

-Muy rico e interesante. Las fuentes de este libro fueron los pocos libros escritos sobre Astor Piazzolla, las muchas entrevistas que dio Astor a la prensa, y las más de 260 personas entrevistadas: familiares, amigos, músicos, coreógrafos, bailarines, en la Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, México, Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Bélgica, Federación Rusa, Francia, Inglaterra, Italia, Suiza, Turquía y Japón. La mayoría de las entrevistas fueron hechas in situ, unas pocas por teléfono, fax o mail. Las puertas se abrían cuando mencionábamos el nombre de Astor Piazzolla. Revisamos archivos privados y de diarios en la Argentina y en el exterior, y numerosas bibliotecas en Mar del Plata, Buenos Aires, Nueva York, Nashville, París, Milán, Roma y la Toscana.

-¿Encontraron dificultades en medio del trabajo?

-En la Argentina es difícil investigar, pero no por la gente, es gracias a las 260 personas que nos permitieron ser entrevistadas que existe el libro. Me sorprendió la cordialidad con que nos atendían los pares de Piazzolla en el exterior. Yo-Yo Ma, Placido Domingo, Lalo Schifrin, Al Di Meola, Georges Moustaki, Franca Mulligan, Gary Burton, o Tonino Guerra, el guionista de Fellini, por mencionar a algunos. Hubo datos muy difíciles de encontrar, como cuándo comenzó a tocar Piazzolla con Aníbal Troilo en la legendaria orquesta típica de Pichuco. Luego de haber ido 20 veces a la Biblioteca Nacional, apareció la foto de Piazzolla con Troilo en un diario de diciembre de 1939 en la Hemeroteca de dicha biblioteca. Fue también muy emocionante encontrar las cartas y postales que Astor envió a Nadia Boulanger, y que, seguramente, sólo esta gran maestra, un/a bibliotecario/a y yo habíamos tocado con nuestras propias manos.

-¿Qué recuerda como rasgo más saliente de la colaboración con Simon Collier, el otro autor del libro original, gran biógrafo y amante del tango?

-Simon Collier fue un excelente historiador, interesado en la historia de Latinoamérica y particularmente de Chile, por lo cual fue condecorado varias veces, incluso con la orden máxima, la Condecoración de Bernardo O”Higgins. Profundo conocedor del tango y de Carlos Gardel, también lo fue de Astor Piazzolla.

Con él ya habíamos colaborado en el libro Tango, publicado en Inglaterra. Hablamos de Piazzolla y decidimos unirnos para hacer una biografía. Destaco su gran rigor en la exactitud de los datos, la búsqueda de las anécdotas que dieran vida a la biografía y su persistencia cotidiana para hacer el mejor libro posible. Nuestra comunicación era por mail (7 veces al día), teléfono, y nos encontramos en diferentes lugares: Buenos Aires, Mar del Plata, Punta del Este, Nueva York, Nashville, Londres y París. La cronología, organización, estructura y forma de la obra no fue tarea sencilla: al principio hay un esqueleto, luego es un rompecabezas que hay que armar, con versiones que se modifican una y otra vez, hasta llegar al libro en su versión final.

-¿Qué rasgo de la vida de Piazzolla le impresionó más al descubrirlo mientras preparaba su biografía?

La personalidad de Astor Piazzolla es compleja. Sólo un genio como él fue capaz de realizar una mezcla inteligente del jazz, la música clásica contemporánea y el tango, con melodía pucciniana. Piazzolla señalaba a tres maestros musicales: Buenos Aires, Alberto Ginastera que le enseñó a analizar las partituras de Bela Bartók y Nadia Boulanger. La correspondencia con ella, su profesora francesa de composición, la encontré en la Biblioteca Nacional de París, y es de un valor inestimable. Agregaría a los que él menciona un cuarto maestro musical: Nonino, el padre de Piazzolla, que le regaló su bandoneón como un símbolo cultural y musical, con la orden de Çsé argentinoÈ y por eso Piazzolla con su bandoneón siempre se sentía en casa, estuviera donde estuviera, y no necesitaba de Buenos Aires para componer porque tenía toda la música de la ciudad en su cabeza. Solía decir que sabía tres mil tangos de memoria. Cuando lo acusan de que no fue un tanguero cometen un gran error, lo fue y muy muy grande. El tango sin Piazzolla, no estaría completo.

-¿Ha cambiado su impresión de Piazzolla con el paso de los años?

-Sí, mi impresión cambia al comprender cada vez más la riqueza de su música y el valor de su legado, argentino y universal. Me sorprendo cada vez que escucho su música, porque siempre encuentro algo nuevo, de una gran sofisticación intelectual, artística y musical.

-La controversia en torno a Piazzolla, que se extendió por décadas, está hoy concluida. ¿Qué lugar cree que ocupa su obra en la actualidad en el mundo del tango o de la música en general?

-Cualquier músico que rompe el paradigma imperante es resistido. Piazzolla fue vilipendiado, vejado, insultado, maltratado. Su respuesta fue ser absolutamente íntegro con su creación, jamás se vendió, hizo lo que él consideró que era la mejor música que podía componer en su cuádruple condición de compositor, bandoneonista, arreglador y director. Fue extremadamente prolífico, escribió 3.500 obras. Está considerado como uno de los compositores más prolíficos de Occidente, por la Sociedad de Autores y Compositores de París, en un panteón junto con Mozart, y es un argentino. Además de esas 3.500 obras, hay 900 que fueron grabadas por Piazzolla. Su música se toca en todos los continentes, incluso la Antártida, y con las más diversas formaciones y adaptaciones, ya sea para otros instrumentos o para otros grupos. Es música universal, sus discos aparecen en las bateas de jazz, tango, Argentina, World Music, y Música Clásica.

-¿Cómo resumiría en algunas líneas la figura de Piazzolla, como músico y como personalidad de la cultura?

– Astor Piazzolla es una de las grandes figuras que ha dado la República Argentina, es un músico universal y su música se conoce y toca en todo el mundo. Integra el panteón de los grandes músicos clásicos a nivel mundial.


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