En el centenario del nacimiento de Ástor Piazzolla, el argentino que revolucionó el tango, POPULAR recuerda algunos hitos de su vida.
Cuando Ástor tenía apenas cuatro años, la familia Piazzolla se trasladó a Nueva York, ciudad donde el músico pasó su infancia y conoció el tango, escuchando los discos de Gardel y Julio de Caro que tocaba su padre. “Él se crió en Nueva York, y creo que de ahí proviene esa influencia jazzera, estudiaba en esa época con un pianista clásico, pero en su casa lo único que tenía para tocar era el bandoneón y escuchaba todo el día tango. Todo la música clásica que encontraba la pasaba al bandoneón”, aseguró a POPULAR Daniel Piazzolla, nieto de Ástor.
Viviendo ahí conoció al legendario Carlos Gardel, e incluso interpretó el papel de vendedor de diarios en su película El día que me quieras (1935). “Fue un encuentro casual, pero a la vez causal”, contó Laura Escalada, viuda de Ástor Piazzolla.
Escalada relató que el padre Ástor talló una estatuilla de un gaucho y le pidió a su hijo que la llevara al lugar donde vivía Gardel. Con la sencillez y picardía propia de los niños, Ástor logró escabullirse e ingresar a la residencia por la parte de atrás, donde el cantante lo vio, se interesó por él y luego de un rato de conversación, el pequeño Piazzolla lo invitó a comer pasta a su casa.
Creció la amistad y un día Gardel le pidió al niño que toque el bandoneón. Astor interpretó una pieza clásica a lo que Gardel le dijo: “Sos un gallego tocando bandoneón, sos un espanto, pero no importa, te voy a ayudar”, contó Laura Escalada. Gardel invitó al niño a su viaje a Colombia, pero los padres de Ástor se negaron, alegando que todavía era muy chico. “Fue en ese viaje que Gardel perdió la vida, luego de un accidente aéreo, claramente no era el destino de Ástor”, aseguró convencida la viuda. La causalidad se dejaba ver nuevamente detrás de esa tragedia.
Cuando tenía 8 años ,su padre le regaló un bandoneón y el niño comenzó sus estudios de música. “Al regalárselo, su padre le estaba dando un mandato cultural, para que no se sintiera un inmigrante como él”, reveló María Susana Azzi, antropóloga cultural, autora de una de las biografías de Astor Piazzolla -que recibió cuatro distinciones- e integrante del Consejo Directivo de la Fundación Astor Piazzolla.
El grito de libertad
La familia Piazzolla volvió a la Argentina numerosas veces, pero fue cuando Ástor llevaba ya varios años estudiando música y casado con su primera mujer, Dedé Wolf, viajó a Francia en 1954 y conoció a Nadia Boulanger, una de sus más grandes maestras. Cuenta la antropóloga Azzi que Piazzolla se encontraba un poco desmoralizado en ese entonces. Había trabajado haciendo arreglos para el reconocido compositor y director de orquestas Aníbal Troilo e incluso había ganado un premio por el concurso de composición Fabien Sevizky. Sin embargo: “Tenía una lucha interna, por un lado, quería ser músico clásico y, por otro lado, tenía el tango”, aseguró la biógrafa Azzi.
“Él había guardado el bandoneón en un ropero y no tocó por años”, agregó Susana Azzi y rememoró el quiebre que supuso para Piazzolla el encuentro con Nadia Boulanger. La compositora, reconocida por tener entre sus discípulos artistas como Copland, Harris, Thomson, Carter, Quincy Jones y Berkeley, le preguntó qué música tocaba en la Argentina. Piazzolla le reveló a regañadientes que era el tango y le interpretó una obra con su bandoneón. Al llegar al octavo compás, Boulanger le tomó sus manos y le dijo firmemente: “¡Éste es Piazzolla, jamás lo abandone!”.
El asesino del tango
“Ástor quería la evolución del tango, que no se quedara ahí quietecito, y los que tocaban tango en la Argentina, que eran muy buenos todos, lo criticaban, porque según ellos se estaba deformado el tango”, narró Laura Escalada.
Piazzolla volvió de París y en 1955 fundó el octeto, grupo en el cual mereció el apelativo “asesino del tango”. “Nunca antes un conjunto de tango había incluido una guitarra eléctrica”, asegura la Fundación Astor Piazzolla. El artista utilizó los conocimientos aprendidos en Europa y la música que había escuchado desde niño. “Fue un innovador, porque hizo una mezcla inteligente entre diferentes géneros difícil de superar”, aseguró Azzi y contó que el compositor argentino logró un mix entre el jazz, el tango, la música clásica contemporánea y la melodía pucciniana.
“Ástor generó la evolución y la revolución del tango”, aseguró Escalada y agregó que él fue un “visionario”, que quería que los jóvenes se interesaran por el tango.
Piazzolla puertas adentro
En 1942, Piazzolla se casó con Odette Wolff, llamada cariñosamente Dedé, con la cual tuvo dos hijos: Diana Irene en 1943 y Daniel Hugo en 1945. “Los llamaba las tres D”, contó la antropóloga Azzi y reveló que era un padre muy juguetón y divertido. “Fue cuando murió Nonino, el padre de Ástor, que su cabeza cambió”, agregó la biógrafa.
La muerte de Nonino afectó profundamente a Piazzolla, quien “vio que la mano rectora que él sentía se fue y comenzó una vida privada muy desordenada”, contó Azzi.
Piazzolla se encontraba en Puerto Rico con Carlos Copes y María Nieves cuando llegó la noticia de que su papá había fallecido. “Dedé había viajado a Puerto Rico y regresaron juntos a Nueva York. Cuando llegaron a su casa, pidió que lo dejaran solo. Entre sollozos y llantos escribió la obra ‘Adiós Nonino’. Dedé y sus hijos nunca lo habían escuchado llorar de esa manera”, reveló la antropóloga y contó que al tiempo Astor terminó su relación con Dedé, su primera mujer.
En 1976, el día en que cumplió 55 años, Piazzolla conoció a Laura Escalada, con quien compartiría el resto de su vida. “Astor era un hombre, primero, por sobre todas las cosas muy tímido; nadie puede creerlo, pero lo era. Era muy dulce, muy cariñoso, pero nunca le gustaba demostrarlo en público, por su misma timidez”, reveló Escalada.
“Un compositor, en general, cuenta que está inspirado, pero él no, era un trabajador de la música. Se sentaba a las 7 de la mañana, abría el piano, empezaba a componer, hacía un break para comer al mediodía y a las 5 lo cerraba”, aseguró la viuda de Piazzolla y contó que tuvieron un matrimonio feliz.
“Lo que más recuerdo era su seguridad, su convicción, su buena onda, era muy divertido, le gustaba mucho hacer bromas, siempre estaba asustando” aseguró Daniel Piazzolla y agregó: “Me daba muchos consejos, que escuche jazz, de que estudie con los mejores maestros y que siempre haga música de vanguardia”.
Legado
Piazzolla dio una dura batalla para imponer su música. “La radio no difundía sus composiciones, incluso había taxis que se daban cuenta quién era y no lo querían subir”, contó lAzzi. Sin embargo, hoy se lo considera como uno de los músicos argentinos más importantes y sus composiciones son reconocidas por los mejores artistas.
“Me pasaba antes que escuchaba: ‘Me gusta el tango, no me gusta Piazzolla’. Hoy escucho mucho: ‘Me gusta Piazzolla, no me gusta el tango’”, reveló divertida Susana Azzi.
Los festejos de marzo son un homenaje al artista que revolucionó el tango y recuerdan su obra. “Espero, a pesar del virus que nos afecta mundialmente, que en todos los lugares que se pueda, festejemos este año tan importante para Ástor”, contó Laura Escalada, quien conduce la Fundación “Ástor Piazzolla” y que busca difundir el patrimonio artístico del gran músico argentino. Por su parte, el nieto de la leyenda concluyó convencido: “Va a ser una fiesta total”.